A partir del debate que tuvimos en clase el lunes pasado, decidí hacer una reflexión sobre el tema partiendo de varios artículos, análisis y reportajes de varios internacionalistas que han discutido mucho sobre el tema. A lo largo del año, hemos visto como el surgimiento de la tan famosa 'Primavera Árabe' ha ido evolucionando de gran manera ya que éstas aun no terminan y siguen siendo ellas las que no han terminado de escribir la historia. Sin embargo, si podemos decir que los casos de Túnez, Egipto y Libia, y probablemente el caso de Siria, sean las grandes excepciones de esta Primavera, ya que han sido estos casos los que han llamado la atención no solo de nosotros, sino de las primeras planas de todos los diarios y de las cámaras de las más grandes cadenas de televisión. Pero a partir de lo antes mencionado, si los analizamos con detenimiento, podemos notar los rasgos más importantes que han caracterizado a estos tres casos en específico en comparación a otros movimientos que se han dado en la misma zona del Magreb y del Medio Oriente.
El domingo pasado, tuvieron lugar las elecciones en Túnez como se menciono en clase. De acuerdo a algunas fuentes, los liberales acusan al partido moderado islamista (al parecer el potencial triunfador) de haber sido financiado por las monarquías del golfo pérsico, es decir, aquellos emiratos que están felices mirando las tantas revueltas de la región mientras que ellos permanecen en la comodidad de sus tronos. No obstante esto, la verdad es que lo de Túnez es, a mi parecer, ni más ni menos excepcional. Si contamos con que ese país cuenta con una población relativamente pequeña, homogénea y educada, podríamos decir que Túnez ha tenido la transición menos complicada en la región.
Por otro lado, tras la tan comentada muerte de Gaddafi, muchos piensan que Siria caerá de manera casi automática, sin embargo, el mismo argumento se dijo cuando Mubarak dejó el poder, ya que si aquél dictador, quien era el más fuerte y el gobernante del país más poblado y uno de los más importantes del mundo árabe, estaba siendo derrocado, cualquier otro líder podría caer sin duda alguna. Y sin embargo, ya han pasado muchos meses desde entonces y los desenlaces de la Primavera Árabe han sido bastante diversos
A continuación, expondré algunos de los elementos más importantes que facilitaron el derrocamiento de las dictaduras en Egipto y en Libia para llegar a un contraste con el caso sirio y poder definir de qué depende la posible caída de Bashar de acuerdo a algunos analistas internacionales que he leído.
1) Egipto inició sus revueltas con algunas decenas de miles. Mubarak, inmediatamente actuó al sacar a los cuerpos de seguridad a las calles para ejercer la represión brutal a la que su régimen estaba acostumbrado. Sin embargo, al notar que la policía estaba siendo insuficiente, el dictador decide emplear al ejército siendo este el punto en el que todo cambia. Las fuerzas armadas toman la determinación de no participar en una represión que bien hubiera acabado en un lamentoso baño de sangre. Además, se limitan a guardar el orden, siendo este un punto muy importante ya que ocasiona que las decenas de miles se transformen en cientos de miles, incluso en millones de manifestantes que sabían que podían salir a las calles sin peligro alguno. En Egipto, entonces, al margen de un gran número de factores contribuyentes, se podría decir que el elemento que termina por impulsar la caída de Mubarak, es la decisión de las fuerzas armadas de retirarle su respaldo (algo similar ocurrió en Túnez). Y es precisamente por ello por lo que mientras ese país no vea una transformación en sus cúpulas militares, la transición podría ser considerada como una muy superficial.
2) En Libia las protestas también inician con algunas decenas de miles de personas. Pero en este caso, el ejército no solamente no desobedece a Gaddafi, sino que casi en su totalidad lo respalda en la represión. Gaddafi incluso manda a sus aviones a bombardear a los rebeldes, siendo este un parteaguas para decir que Gaddafi fue sumamente sanguinario pero tristemente eficaz para reprimir el movimiento en sus comienzos, siendo esto una motivación a laos grupos rebeldes de convertir aquello en una guerra en contra del régimen gaddafista. Pero contando con el apoyo de las fuerzas armadas, el dictador fue paulatinamente recuperando el control del territorio. Es entonces cuando las potencias internacionales deciden aprobar la incursión aérea con supuestos fines humanitarios, como de igual manera lo discutimos en clase. Así, después de un largo período, finalmente los bombardeos de la OTAN fueron capaces de revertir la situación a favor de los rebeldes. En Libia, entonces, el elemento decisivo en la caída del régimen no es ni las revueltas ni la falta de respaldo del ejército a Gaddafi, sino la coalición internacional.
3) Finalmente, Siria, en donde la situación es diferente. Tras haberse iniciado las protestas sirias, Assad decide desde muy temprano sofocarlas con todo el peso de su dictadura. A partir de entonces, cada semana nos enteramos de más civiles asesinados por las fuerzas del régimen. Esto ha continuado a tal grado que muchos analistas han sostenido el argumento de que el riesgo de una escalada en la violencia por parte de los ciudadanos en ese país ‘es ya inminente’ y que la gran distancia que separa al caso sirio del egipcio o del libio tiene un carácter doble : el primer punto es que el ejército se ha mantenido en su mayor parte del lado del régimen y el segundo punto es que una incursión internacional es prácticamente descartable. Hay muchas razones que explican esto último y una de ellas es la postura de Rusia, que ha considerado a Siria un aliado histórico y que no ve con buenos ojos el involucramiento de Occidente en su esfera de influencia por su propia seguridad nacional. Lo antes dicho nos lleva a plantear el cuestionamiento de por qué Rusia, siendo un miembro del Consejo de Seguridad, debería de aprobar una segunda intervención (siendo la primera la de Libia) en otro país como Siria. Por otro lado, otro motivo es la alianza cercana que Assad ha tenido con Irán, a pesar de la tan cuestionada retórica de éste cuando le exige cambios democráticos. De acuerdo a varios internacionalistas, el motivo más pesado es que se calcula que un ataque a Siria por parte de la OTAN podría provocar un conflicto regional que podría involucrar a otros actores como el Hezbollah en Líbano o incluso a Israel. Es por eso que el régimen se ha dado el lujo de mantener la represión. En todo caso, lo que llama la atención es que la gente siga dispuesta a resistir a pesar de saber que ello le pueda implicar la muerte, por lo que nos podríamos preguntar ¿De qué depende que esta situación cambie o se detenga?
3) Finalmente, Siria, en donde la situación es diferente. Tras haberse iniciado las protestas sirias, Assad decide desde muy temprano sofocarlas con todo el peso de su dictadura. A partir de entonces, cada semana nos enteramos de más civiles asesinados por las fuerzas del régimen. Esto ha continuado a tal grado que muchos analistas han sostenido el argumento de que el riesgo de una escalada en la violencia por parte de los ciudadanos en ese país ‘es ya inminente’ y que la gran distancia que separa al caso sirio del egipcio o del libio tiene un carácter doble : el primer punto es que el ejército se ha mantenido en su mayor parte del lado del régimen y el segundo punto es que una incursión internacional es prácticamente descartable. Hay muchas razones que explican esto último y una de ellas es la postura de Rusia, que ha considerado a Siria un aliado histórico y que no ve con buenos ojos el involucramiento de Occidente en su esfera de influencia por su propia seguridad nacional. Lo antes dicho nos lleva a plantear el cuestionamiento de por qué Rusia, siendo un miembro del Consejo de Seguridad, debería de aprobar una segunda intervención (siendo la primera la de Libia) en otro país como Siria. Por otro lado, otro motivo es la alianza cercana que Assad ha tenido con Irán, a pesar de la tan cuestionada retórica de éste cuando le exige cambios democráticos. De acuerdo a varios internacionalistas, el motivo más pesado es que se calcula que un ataque a Siria por parte de la OTAN podría provocar un conflicto regional que podría involucrar a otros actores como el Hezbollah en Líbano o incluso a Israel. Es por eso que el régimen se ha dado el lujo de mantener la represión. En todo caso, lo que llama la atención es que la gente siga dispuesta a resistir a pesar de saber que ello le pueda implicar la muerte, por lo que nos podríamos preguntar ¿De qué depende que esta situación cambie o se detenga?
El escenario de una incursión internacional es en el caso de Siria poco probable por los motivos antes mencionados. Solamente si se llegase a dar una situación como la de Egispto, también antes mencionada, en la que el ejército retire su respaldo al dictador podríamos comenzar a pensar en Siria como el siguiente de los regímenes en caer. Pero por ahora, esto no es lo que está sucediendo en este caso.
Para concluir, si las cosas se mantienen así tanto en Siria como en otros sitios de la región, ¿se podría afirmar que el fin de las dictaduras en el mundo árabe se da por factores excepcionales, como los antes mencionados, y no por la repetición de algunos factores que los países tienen en común?
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